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Chatarra Informatica

¿Alguien recuerda lo que es un «386» o un «486»? Hace apenas ocho años eran las herramientas de trabajo de las empresas, los ordenadores que se introdujeron de forma masiva en los hogares españoles. En la era del Pentium IV, nos parece mentira que hace menos de una década se pudiera trabajar con semejantes trastos, que ahora no soportan ningún nuevo programa, acumulan polvo y ocupan espacio. Así pues, ¿qué hacer con los ordenadores obsoletos? Hay opciones: se donan a una ONG, se depositan en recintos de reciclado de grandes electrodomésticos o se devuelven a los distribuidores.

La chatarra informática

Según un estudio realizado por profesores de la Universidad de Oviedo, denominado «Prospectiva medioambiental en el sector de los residuos», España genera al año entre 100.000 y 160.000 toneladas de basura electrónica doméstica

España genera al año entre 100.000 y 160.000 toneladas de basura electrónica doméstica

y, si se incluyen los residuos de la industria electrónica, los del resto de industrias y los de establecimientos comerciales públicos y privados, podría alcanzarse la cifra de una 200.000 toneladas de basura al año. Los datos más recientes se hicieron públicos el pasado 26 de septiembre de la mano de Phillips, que estima en unas 40.000 toneladas anuales el total de residuos procedentes de PCs y monitores, sin contabilizar los residuos de impresión. Con estas cifras parece razonable comenzar a preocuparse sobre el modo de deshacerse de los ordenadores personales.

 

Un ordenador queda obsoleto no porque no se pueda trabajar con él, sino porque no podemos instalarle utilidades nuevas (paquetes de Office, contabilidad, diseño gráfico, etc...). Un ejemplo claro lo constituye el procesador Pentium: cuando apareció, los programas de ordenador se desarrollaron para él. Además, las conexiones para periféricos cambian, se modernizan y dejan de ser compatibles con las de anteriores aparatos. Llega un momento en que ampliar el ordenador resulta más caro que comprar un nuevo equipo, porque es difícil encontrar hardware de la antigua generación, sin olvidar la memoria que necesitan las máquinas para instalar la última versión de un vídeo-juego o la velocidad de navegación en Internet, que requieren un equipamiento mínimo.

 

Por ello, cuando el ordenador ya no puede ampliarse más, y tanto las empresas como las familias deciden invertir en una nueva máquina, el viejo aparato se convierte en un estorbo. Primero todos los usuarios tratan de regalárselo a alguien. A menudo se convierte en el ordenador para el hermano pequeño; para la segunda residencia; para mamá, que sigue un curso de ofimática y le puede servir... Pero al cabo de un tiempo queda definitivamente relegado y hay que deshacerse del artilugio.

Chatarra muy contaminante

La importancia de depositar los residuos electrónicos en lugares de recogida habilitados al efecto se debe al potencial contaminante de sus componentes. Las baterías de los ordenadores portátiles o la pila son dañinas para el medio ambiente, pues contienen metales pesados. Los monitores de los ordenadores constan de un tubo de rayos catódicos, y la pantalla contiene fósforo. En la composición de un ordenador podemos encontrar platino, cobre, o incluso mercurio. Con el reciclado se evita que se filtren a la naturaleza y, al mismo tiempo, se consigue que regresen al circuito económico.

 

Todo este tipo de enemigos de la naturaleza ha provocado que el Gobierno de Navarra, a través de su Consejería de Medio Ambiente, haya elaborado el «Manual de Buenas Prácticas Ambientales en la Oficina». En este documento se recoge la legislación de la Comunidad Foral sobre cada tipo de residuo y el camino a seguir para depositarlo en el contenedor correspondiente o punto limpio.

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